 La Argentina profunda
La Argentina profundaLA PLATA Jueves 11 Sep 2008 Diario Hoy
Según estimaciones privadas, el índice supera el 30%. Como consecuencia de la inflación real, la pobreza sufre una tendencia alcista desde el primer semestre de 2007. De eso se desprende que más de un millón y medio de personas dejaron de satisfacer sus necesidades básicas. La situación más dramática se vive en la Provincia de Buenos Aires. Cuando el ministerio de Desarrollo Social es un mero relator de la realidad.
La situación es cada vez más dramática y la salida no se visualiza. El oficialismo continúa en su política de negación de la realidad y, según su 0,5% de inflación revelado ayer (ver página 3), todo sigue muy bien. Sin embargo, el peor problema del país continúa siendo la gran cantidad de personas que deben vivir con ingresos que los ubican por debajo de la línea de pobreza: un escenario que, lamentablemente, gana cada vez más protagonismo. La situación más delicada se vive en la provincia de Buenos Aires, donde el constante aumento de los precios provocó una suba de los índice de pobreza y, principalmente, de la indigencia. Si se tiene en cuenta que los índices se desprenden de los más que controvertidos números del Indec, que afirman que una familia tipo debe percibir ingresos superiores a $ 966,03, la realidad refleja una verdad muy distinta a la oficial. Y esa situación dramática aumenta más en la provincia de Buenos Aires, teniendo en cuenta que desde el ministerio de Desarrollo Social, que conduce Daniel Arroyo, no muestra proyectos ni iniciativas visibles que permitan una esperanza de cambio. Arroyo se ha convertido en una suerte de “relator de la realidad” Según datos oficiales, el total de la población provincial que vive por debajo de la línea de pobreza alcanza al 26%. La afirmación (realizada hace poco más de 10 días a diariohoy.net) no sólo lo ubica al funcionario en el pedestal de los responsables, sino que contrapone la realidad de la provincia más importante de Argentina con los propios números que salen del organismo intervenido hace casi dos años y que está a cargo del kirchnerista secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno. Según Arroyo, el problema principal que deriva en esta situación de marginalidad es la falta de empleo formal, que trae aparejado la nula cobertura de asistencia social. E incluso fue más allá y admitió que la situación en los niños es aún peor, ya que el 40% vive al filo del abismo. Si se tiene en cuenta que la cartera que conduce Arroyo tiene como uno de sus principios básicos “elaborar programas relacionados con la seguridad alimentaria y la atención nutricional de la población en situación de vulnerabilidad social”, la pregunta sobré qué es lo que mejoró la situación en los ocho meses de gestión actual es inevitable. La respuesta aún es una incógnita. En forma paralela, otro estudio privado reafirmó estos alarmantes números. Según Ernesto Kritz, de la Sociedad de Estudios Laborales (SEL), la pobreza se ubica actualmente en 31,6%, incremento que el especialista relaciona directamente con la inflación actual. “Es preocupante, porque la pobreza había bajado desde 2002, y desde el 2007 comenzó a aumentar nuevamente”, sentenció. El porcentaje gana en magnitud cuando se hace explícito el número de personas que sufren estos problemas: 11,3 millones. Y todos los caminos conducen a la inflación, ya que la forma de medición del SEL es idéntica a la del Indec, nada más que se sostiene en un relevamiento propio de precios. Para la consultora, la canasta básica se ubicaba en los $ 1.345. Entre el año pasado y este, según el mismo organismo, la pobreza creció sostenidamente: 28,3% en el primer semestre de 2007, 30,3% en el segundo y volvió a incrementarse en el primero de 2008, para alcanzar el 31,6%. Conclusión: 1,6 millones de personas cayeron en la pobreza en un año y medio de gestión kirchnerista. El pensamiento gubernamental, tanto a nivel Nación como Provincia, pareciera girar en torno a una máxima: si el problema de la pobreza es la cifra, cambiamos la cifra. Sin embargo, es evidente que ocultar la mugre debajo de la alfombra en algún momento provoca, inevitablemente, la saturación. Y quizá es ese punto al que se acerca la situación actual. En la Provincia, por ejemplo, el ministerio de Economía hace públicos datos hasta el primer semestre del año pasado, pero los números son escalofriantes: el porcentaje de personas bajo la línea de pobreza es de 25%, cuando el propio Arroyo reconoció hace días que es de 26%. Eso significaría un aumento en ese índice en el último año y medio. “En los próximos cuatro años tenemos que llegar a 400 mil chicos que hoy están en situación de alto riesgo social y con acciones conjuntas desde la Iglesia, las sociedades de fomento, las manzaneras, en cada barrio, nos hemos propuesto achicar esa distancia que hoy la sociedad ve como peligrosa”, precisó Arroyo. El interrogante que sobrevuela a esas palabras no es el cómo, sino el cuándo. Las críticas a los procedimientos oficiales respecto a la pobreza son moneda corriente. “Considerando la nueva metodología disponible y usando la canasta de consumo del 96/97 y no la de 1998, surge que la pobreza se ubica entre el 35,2% y el 37,5% de la población (más de 14 millones de personas); mientras la indigencia oscila entre el 15,3% y el 15,7% (unas 6 millones de personas)”, reflexiona el economista y diputado nacional Claudio Lozano. Así dada la situación, el futuro se plantea como una enorme duda. Las políticas desarrolladas desde el ministerio de Desarrollo Social bonaerense (si es que existieron) evidentemente no arrojaron resultados positivos, sino más bien todo lo contrario, ya que los índices continúan en alza. La solución, por ahora, es un anhelo que se visualiza muy lejano.
La situación es cada vez más dramática y la salida no se visualiza. El oficialismo continúa en su política de negación de la realidad y, según su 0,5% de inflación revelado ayer (ver página 3), todo sigue muy bien. Sin embargo, el peor problema del país continúa siendo la gran cantidad de personas que deben vivir con ingresos que los ubican por debajo de la línea de pobreza: un escenario que, lamentablemente, gana cada vez más protagonismo. La situación más delicada se vive en la provincia de Buenos Aires, donde el constante aumento de los precios provocó una suba de los índice de pobreza y, principalmente, de la indigencia. Si se tiene en cuenta que los índices se desprenden de los más que controvertidos números del Indec, que afirman que una familia tipo debe percibir ingresos superiores a $ 966,03, la realidad refleja una verdad muy distinta a la oficial. Y esa situación dramática aumenta más en la provincia de Buenos Aires, teniendo en cuenta que desde el ministerio de Desarrollo Social, que conduce Daniel Arroyo, no muestra proyectos ni iniciativas visibles que permitan una esperanza de cambio. Arroyo se ha convertido en una suerte de “relator de la realidad” Según datos oficiales, el total de la población provincial que vive por debajo de la línea de pobreza alcanza al 26%. La afirmación (realizada hace poco más de 10 días a diariohoy.net) no sólo lo ubica al funcionario en el pedestal de los responsables, sino que contrapone la realidad de la provincia más importante de Argentina con los propios números que salen del organismo intervenido hace casi dos años y que está a cargo del kirchnerista secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno. Según Arroyo, el problema principal que deriva en esta situación de marginalidad es la falta de empleo formal, que trae aparejado la nula cobertura de asistencia social. E incluso fue más allá y admitió que la situación en los niños es aún peor, ya que el 40% vive al filo del abismo. Si se tiene en cuenta que la cartera que conduce Arroyo tiene como uno de sus principios básicos “elaborar programas relacionados con la seguridad alimentaria y la atención nutricional de la población en situación de vulnerabilidad social”, la pregunta sobré qué es lo que mejoró la situación en los ocho meses de gestión actual es inevitable. La respuesta aún es una incógnita. En forma paralela, otro estudio privado reafirmó estos alarmantes números. Según Ernesto Kritz, de la Sociedad de Estudios Laborales (SEL), la pobreza se ubica actualmente en 31,6%, incremento que el especialista relaciona directamente con la inflación actual. “Es preocupante, porque la pobreza había bajado desde 2002, y desde el 2007 comenzó a aumentar nuevamente”, sentenció. El porcentaje gana en magnitud cuando se hace explícito el número de personas que sufren estos problemas: 11,3 millones. Y todos los caminos conducen a la inflación, ya que la forma de medición del SEL es idéntica a la del Indec, nada más que se sostiene en un relevamiento propio de precios. Para la consultora, la canasta básica se ubicaba en los $ 1.345. Entre el año pasado y este, según el mismo organismo, la pobreza creció sostenidamente: 28,3% en el primer semestre de 2007, 30,3% en el segundo y volvió a incrementarse en el primero de 2008, para alcanzar el 31,6%. Conclusión: 1,6 millones de personas cayeron en la pobreza en un año y medio de gestión kirchnerista. El pensamiento gubernamental, tanto a nivel Nación como Provincia, pareciera girar en torno a una máxima: si el problema de la pobreza es la cifra, cambiamos la cifra. Sin embargo, es evidente que ocultar la mugre debajo de la alfombra en algún momento provoca, inevitablemente, la saturación. Y quizá es ese punto al que se acerca la situación actual. En la Provincia, por ejemplo, el ministerio de Economía hace públicos datos hasta el primer semestre del año pasado, pero los números son escalofriantes: el porcentaje de personas bajo la línea de pobreza es de 25%, cuando el propio Arroyo reconoció hace días que es de 26%. Eso significaría un aumento en ese índice en el último año y medio. “En los próximos cuatro años tenemos que llegar a 400 mil chicos que hoy están en situación de alto riesgo social y con acciones conjuntas desde la Iglesia, las sociedades de fomento, las manzaneras, en cada barrio, nos hemos propuesto achicar esa distancia que hoy la sociedad ve como peligrosa”, precisó Arroyo. El interrogante que sobrevuela a esas palabras no es el cómo, sino el cuándo. Las críticas a los procedimientos oficiales respecto a la pobreza son moneda corriente. “Considerando la nueva metodología disponible y usando la canasta de consumo del 96/97 y no la de 1998, surge que la pobreza se ubica entre el 35,2% y el 37,5% de la población (más de 14 millones de personas); mientras la indigencia oscila entre el 15,3% y el 15,7% (unas 6 millones de personas)”, reflexiona el economista y diputado nacional Claudio Lozano. Así dada la situación, el futuro se plantea como una enorme duda. Las políticas desarrolladas desde el ministerio de Desarrollo Social bonaerense (si es que existieron) evidentemente no arrojaron resultados positivos, sino más bien todo lo contrario, ya que los índices continúan en alza. La solución, por ahora, es un anhelo que se visualiza muy lejano.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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