
COMO BAJAR LA INFLACIÓN 
El valor de la moneda como institución, como política de Estado
Sin moneda no hay desarrollo. Para crecer en el largo plazo es necesario un medio de pago, una unidad de cuenta, una reserva de valor, un patrón de pagos diferido (las 4 funciones de la moneda). ¿Cómo planificar, cómo proyectarse, cómo extender el horizonte temporal, sin crédito de largo plazo ni denominador común? La inflación destruye cada una de las 4 funciones de la moneda.
El artículo 3 de la Carta Orgánica del Banco Central de la República Argentina dice: "Es misión primaria y fundamental del Banco Central preservar el valor de la moneda".
Por eso es que el Banco Central, la entidad en la que el Congreso delegó su propio mandato constitucional de regulación de la cantidad de dinero, tiene que estar más allá del calendario político y pensar en el largo plazo.
Obviamente, ese artículo no está siendo respetado. Bien medida, la inflación en nuestro país supera el 30% anual. Se busca la estabilidad del dólar en vez del poder adquisitivo del peso; es de público conocimiento que el BCRA recibe órdenes tanto para el manejo de la política monetaria como para la ejecución de la política financiera; el presidente del BCRA no cumple con el requisito de ir al Senado a explicar los desvíos de las metas de inflación. Esto es igual de grave que lo del INDEC, aunque nadie hable de eso.
Los efectos de la inflación
1. Sobre los que menos tienen (la equidad): Desde fines del 2002 hasta fines del 2004, mientras el BCRA estaba explícitamente dedicado a cumplir con una meta de inflación, el valor de la canasta básica creció menos de 3%. Desde entonces ha crecido casi un 88%. Durante todo el 2007 y lo que va del 2008, la indigencia y la pobreza, bien medidas, han subido en nuestro país, a pesar de estar ya en niveles elevadísimos.
2. Sobre los indefensos (jubilados y planes sociales): la falta de ajustes que compensen la inflación para los planes sociales y las jubilaciones ha sido estos años una forma de financiamiento del sector público absolutamente regresiva.
3. Sobre la clase media (el progreso): con inflación alta la clase media no puede ahorrar. Por un plazo fijo en un banco le pagan una tasa de interés que es un tercio de lo que le devora la inflación. Si quiere proteger sus ahorros comprando un bono indexado, enfrenta el problema de que ese bono ajusta con el índice de inflación Moreno y no por el verdadero. Tampoco encuentra financiamiento a largo plazo a tasas de interés fijas en pesos para refaccionar o comprar una vivienda ya que con inflaciones de dos dígitos el capital se retrae a plazos cortos.
4. Sobre los empresarios (la inversión): al impedir el financiamiento de largo plazo, tan importante para los proyectos productivos, la inflación limita el potencial de oferta de la economía en el mediano plazo. Al mismo tiempo, genera en el corto plazo incertidumbre sobre la evolución de los costos, lo que retrotrae la voluntad de los empresarios de producir más. El resultado de ambos efectos: más inflación y menor crecimiento.
Cómo combatir una inflación que bien medida ya supera el 30% anual
La primera medida es reconocer el problema.
La inflación de Moreno no es la inflación que sufren los argentinos. 
Hay que volver a hacer del INDEC una institución respetable que mida bien el problema. 
Marco político e institucional (credibilidad, para combatir las expectativas de inflación del 35%)
1. Hay que anunciar un sendero de inflación objetivo para los siguientes 4 años, con valores descendentes que al final del proceso convergen a un rango de entre el 2% y el 6% anual.
2. Debe haber un compromiso del Estado para la consecución de esa inflación descendente. El gobierno debe consensuar con empresarios y sindicalistas ese sendero descendente para que lo tengan en cuenta a la hora de tomar sus decisiones, a fin de evitar el costo recesivo de expectativas inflacionarias elevadas erradas.
3. Hay que asegurar la independencia de los instrumentos para el Banco Central de la República Argentina, para que se pueda concentrar así en una política monetaria consistente con ese sendero de estabilidad. De igual forma, habría que introducir penalidades para el Directorio de esa institución cuando se registren desvíos respecto a los objetivos.
Instrumentos (para combatir la inflación real)
Monetarios
• Las tasas reales de interés deben dejar de ser un estímulo para financiar el consumismo de corto plazo, y dar lugar en cambio a la vuelta del crédito a tasas fijas nominales en pesos de largo plazo. Esto posibilitará la vuelta del crédito hipotecario y del financiamiento genuino de proyectos de inversión productivos que por su naturaleza son de largo plazo.
• La política cambiaria debe dejar su sesgo inflacionario. En los últimos tres años, al obsesionarse el gobierno con mantener una paridad nominal cuasi fija entre el peso y el dólar, provocó que, ante la caída del dólar frente a otras monedas, el peso se depreciara a un ritmo del 11% anual frente a la canasta de monedas con las que comercia nuestro país.
Fiscales
• Hay que sacarle el sesgo inflacionario a la política fiscal. En los últimos tres años, el gasto público crece a niveles altísimos, y muy por encima de la recaudación tributaria que le resta poder adquisitivo al bolsillo de los argentinos (o sea, neta de retenciones). Esto implica una expansión en la demanda agregada interna equivalente a 1,5 puntos del PBI. La política fiscal ha sido entonces en estos años pro-cíclica, en lugar de preservarse para momentos en que el ciclo económico le reclame un rol activo.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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